"Esta expresión matiza, entre los dominicos, su lema «veritas»: amor a la verdad. El amor implica un cierto apasionamiento. Estar apasionado por la verdad. La misma expresión "studium veritatis", que traducimos como estudio de la verdad, significa más que un frío análisis de la verdad o un académico proceso de búsqueda de ella. Implica hacerlo con fervor. Tanto el studium como la caritas veritatis inducen a poner el corazón en esa verdad. Es todo el ser del dominico o de la dominica la que se compromete con la verdad.
Esto, tan convincente en sí mismo, tuvo sus dificultades históricas. Amor, lo que se dice amor, sólo lo merecen las personas. Si en el amor o el estudio de la verdad se pierde de vista la persona y se absolutiza esa verdad, fácilmente se resbala hacia el integrismo, la cruzada o la inquisición. Lo que indujo a Santo Domingo a reordenar su vida hacia la predicación fue la compasión que le generaban las personas en el error, no la pura defensa de un dogma. Lo único absoluto es la salvación de la persona. Por ello Dios se hizo presente en nuestra historia" (J.J.L. Lastra).
«Caritas veritatis» fue el lema del Beato Jacinto María Cormier (1832-1916) siendo 76º Maestro de la Orden. Sobre él dice el P. José María Lagrange (1855-1938/ fundador de la Escuela Bíblica de Jerusalén): "no se me ocurre pensar que el P. Cormier tuviera otro motivo para obrar que agradar a Dios".
Ejercer la caridad de la verdad, según el lema que escogió era la mejor manera de ser vir a los hermanos. Su humildad y recogimiento, su disponibilidad y dulzura, la austeridad consigo mismo y la delicadeza con los demás impresionaban a los que le conocieron. Eligió la Orden de Predicadores para realizar este ideal: vivir a fondo el amor de Dios y comunicarlo a los demás, unir el recogimiento interior con la acción exterior, el amor del prójimo con el olvido de sí mismo (cfr Biografía del P. Cormier, Ecuador 1994).