1.- Estudio
“La verdad que escuchaba, la guardaba en lo más profundo de su mente y la retenía en su tenaz memoria” (Beato Jordán de Sajonia). “Era tan grande el amor que sentía por el estudio que, los años le parecían días, como le sucedió a Jacob en su amor por Raquel (Gén 29,20)” (Pedro Ferrando). “Su afán por aprender era tan grande que, para poder estar siempre atento, decidió no beber vino. Durante diez años ni lo probó” (Constantino de Orvieto). ”Se remontó al estudio de la teología, y comenzó a quedarse completamente pasmado en contacto con la Sagrada Escritura, mucho más dulce que la miel para su paladar”(Sal 118,103). “Se dedicaba con tal avidez y constancia a agotar el agua de los arroyos de la Sagrada Escritura que, infatigable cuando se trataba de aprender, pasaba las noches casi sin dormir” (Beato Jordán de Sajonia). “Fue tan intensa su dedicación al estudio de la Sagrada Escritura que, durante cuatro años, apenas durmió” (Humberto de Romans).
2.- Pobreza evangélica
“Domingo amaba mucho la pobreza, y exhortaba a los frailes a vivirla” (Fray Rodolfo de Faenza). Fray Pablo de Venecia nos dice: “Domingo
llevaba un hábito pobrísimo y que, algunas veces, lo vio ir, de puerta en puerta, pidiendo limosna, y recibiendo el pan como un pobre”. Deseando saber - Fray Bonviso de Piacenza - dónde dormía Fray Domingo, no pudo hallar que tuviera lugar propio para dormir”. “Amante de la pobreza, su principal lecho era la iglesia” (Guillermo de Verniolle).
3.- Domingo, fraile virgen
Fray Ventura de Verona “alberga la convicción de que fray Domingo fue siempre virgen; y esto lo cree por la confesión general que le oyó, y en la que le dijo en secreto: “Hermano, he pecado por hablar públicamente ante los frailes de mi virginidad, lo cual no debía haber dicho”. Fray Guillermo de Monferrato “cree con certeza que fray Domingo conservó siempre su virginidad. Esto lo cree, porque se lo oyó al Obispo de Osma y a compañeros del cabildo”. Fray Amizo de Milán “cree que fray Domingo se conservó virgen hasta el final de su vida, y que esto era voz común entre los frailes”.
4.- Domingo, fraile de oración
“Pasaba la mayor parte de la noche en oración, y pernoctaba muy frecuentemente en la iglesia. Preguntado el testigo Fray Ventura de Verona cómo sabía esto, respondió: porque con mucha frecuencia lo encontré orando y llorando en la iglesia”. “Antes de acostarse dedicaba siempre largo espacio a la oración, muchas veces con gemidos y lágrimas", nos dice Fray Guillermo de Monferrato. “Cree, este testigo, que Domingo dedicaba más tiempo a la oración que al descanso”. “Fray Domingo fue asiduo en la oración, tanto de día, cuando estaba libre, como de noche. Pernoctaba frecuentemente en oración, de tal modo que muy poco o nada descansaba en el lecho” (Fray Amizo de Milán). “Fray Domingo era muy asiduo en la oración durante el día y durante la noche. Y oraba más que los demás frailes, con quienes convivía” (Fray Juan de Navarra).
5.- Domingo, el fraile de la alegría
“Siempre estaba con semblante alborozado y risueño” (Beata Cecilia). “Y como el corazón alegre, alegra el semblante, la hilaridad del suyo transparentaba el equilibrio del hombre interior” (Beato Jordán de Sajonia). “Era alegre, festivo y consolador de los frailes" (Fr. Rodolfo de Faenza). “Tenia costumbre de alegrarse siempre en las adversidades, más que en los sucesos prósperos” (Fr. Bonviso de Piacenza).
6.- Domingo, sacerdote santísimo de Dios
“Y todos los días, si hallaba iglesia a propósito para ello, quería cantar la misa” (Fr. Pablo de Venecia).”Muchas veces le vi celebrar la misa, y siempre, en el canon, vi mojados de lágrimas sus ojos y sus mejillas. La celebraba con tanta devoción, y con tal unción decía la oración dominical, que los circunstantes bien podían adivinar su fervor. Nunca recuerdo haberlo visto celebrar la misa, sin que arrancara lágrimas” (Fr. Esteban de España). “Cuando cantaba la misa, lo hacía derramando muchas lágrimas” (Fr. Ventura de Verona). “Declaró otro testigo haberlo ayudado alguna vez a misa y, fijándose en su rostro, vio correr las lágrimas por su cara en tanta cantidad, que una gota no esperaba a la otra" (Fr. Bonviso de Piacenza).
7.- Domingo, el más eminente PREDICADOR del siglo XIII
“Era tan fervoroso en la predicación, que de día y de noche, en las iglesias y en las casas, en los campos y en todas partes, quería y exhortaba a los frailes que predicasen la Palabra de Dios y que no hablasen sino de Dios” (Abad de Narbona). “Cuando iba de camino predicaba a todos los que se juntaban con él en el viaje, y los exhortaba al bien y a la penitencia” (Fr. Pablo de Venecia). “Y le pareció Domingo, el hombre más celador de la salvación del género humano que había visto” (Fr. Guillermo de Montferrat). Y muchas veces dijo al testigo, Fr. Pablo de Venecia: “después que establezcamos y surtamos de lo necesario a nuestra Orden, iremos a tierras de cumanos y les predicaremos la fe de Cristo, y les conquistaremos para el Señor”. “Enviaba a los frailes a predicar, rogando y amonestándolos que fueran diligentes en la salvación de las almas. Y les decía: “id tranquilos, porque el Señor pondrá palabras en vuestros labios, y estará con vosotros” (Fr. Juan de Navarra). “Desde la muerte del obispo de Osma, don Diego de Aceves, hasta el concilio de Letrán, transcurrieron unos diez años, en cuyo tiempo estuvo Domingo casi solo (Beato Jordán de Sajonia) en la brega de la Predicación, consagrándose más a persuadir que a perseguir”
8.- Domingo, hablaba de “Dios y con Dios
“Su costumbre era siempre la de hablar de Dios o con Dios, en casa, fuera de casa, o de viaje” (Fr. Esteban de España). “Dondequiera que se encontraba, hablaba siempre de Dios o con Dios; a esto exhortaba a los frailes, y en las constituciones de los Frailes Predicadores, lo mandó escribir” (Fr. Pablo de Venecia). “Exhortaba a los frailes para que predicaran la Palabra del Señor, y que no hablaran a no ser de Dios” (D. Guillermo II Peyronnet, abad de San Pablo de Narbona).
9.- Domingo, fraile de la “fraternidad universal”
“Todos los hombres cabían en la inmensa caridad de su corazón, y, amándolos a todos, de todos era amado” (Beato Jordán de Sajonia). “Era tan grande su celo por la salvación de las almas, que hacía llegar su caridad y compasión, no sólo a los frailes, sino también a los gentiles e infieles” (Fr. Ventura de Verona). “Fue consolador de los frailes en sumo grado, así como de cuantos se encontraban en tribulaciones y atormentados en su espíritu” (Fr. Pablo de Venecia). “Era amante de los religiosos y de todas las Órdenes religiosas” (Fr. Bonviso de Piacenza).
10.- Domingo fraile sencillo y sin doblez
“Procediendo siempre por la vía de la sencillez, ni en sus palabras ni en sus obras, se observaba el menor vestigio de ficción o de doblez. Verdadero amigo de la pobreza usaba siempre vestidos de poco valor. En la comida y en la bebida era templadísimo, con gran dominio de su cuerpo.
Fr. Ricardo Cuadrado Tapia O.P.