“¿Qué has visto de camino, María, en la mañana...?” (Meditación Domingo de Pascua)
17 de abril de 2019
Imagen: C.D. Friedrich, Mañana de Pascua (1828-1835). Museo Thyssen, Madrid. - Está amaneciendo, la luna deja paso al alba. Los gallos anuncian que la mañana se acerca. Estamos en ese momento en que no es la noche, pero tampoco es el día… ¡Muchos viven en ese espacio de incertidumbre! No se divisa el horizonte y está oscuro. Las figuras y los elementos del paisaje se confunden, quizás por esa niebla que trae la mañana de primavera. Son muchas las veces en que se nos impide ver dónde estamos, dónde queremos ir, por qué la vida nos ha puesto aquí… -Las mujeres caminan buscando el lugar donde la muerte había sentenciado la historia de un hombre justo. Avanzan. No se sabe dónde está la tumba. Pero todo parece que son tumbas, como si la muerte fuese así de contagiosa. A los lados del camino se levantan monolitos de piedra. ¿Son los límites del terreno o sepulturas plantadas en los márgenes? Tal vez sea lo mismo… Ahí están los que se dejaron morir, negándose a caminar. O aquellos a quienes la vida truncó la posibilidad de avanzar. Tal vez los mismos que, saltando fronteras, acabaron en la alambrada o en el fondo del Mediterráneo. Buscamos una tumba y estamos rodeados de ellas… Jesús incorporaba al camino a los marginados, y les invitaba al seguimiento. Pero Jesús ya no está y el camino parece un cementerio. -Es primavera. Eso anuncian los árboles que enmarcan el camino, con los frágiles brotes que empiezan a despertarse en las ramas y tallos. Ellos hacen que el paisaje parezca infinito, aunque el horizonte sea reducido. Es primavera: lo dice el fresco del amanecer que nos llega al contemplar la imagen. La vida está luchando por abrirse paso, la esperanza por hacerse dueña de ese paisaje… -El camino sale de nosotros, está delante de nuestros ojos como invitándonos a salir, a recorrerlo sin miedo. No es un camino para estudiar o contemplar, sino para andarlo junto a otros… Como la experiencia de la Resurrección: no se entiende hasta que no la recorres… Pero el final del camino se nos oculta. Solo se nos da la posibilidad de andar, de seguir, con infinita confianza: no va a frustrarnos… Y mientras lo transitamos no sabemos si el camino se está transformando en río, y entonces ya sí somos llevados por él, asumidos sin esfuerzo, hasta ser conducidos al mar o al puerto final y seguro. -Y, por supuesto, ellas, las protagonistas. Quizá Magdalena, Juana y María, que esconden perfumes caseros entre sus ropas. Ellas creen que van solas o que son las primeras. Pero son legión, unas tras otras y otras, adelantan el camino y lo conquistan. Ellas son la Iglesia… Ya no será ésa la ruta de los sepulcros, sino la gran vía de la vida que nace y que madruga… No han dormido. Guardan silencio. Recuerdan el pasado y lo entretejen con los sueños del futuro. En busca de la muerte que embalsamar, les sorprende la Vida que recibir. El Amado les sale al encuentro… No lo vemos, pero lo intuimos. Lo sabemos con la misma certeza que nosotros, los que estamos a este lado del cuadro, lo volvemos a experimentar. Feliz Pascua, feliz Vida. Feliz encuentro con el Señor Resucitado. https://www.dominicos.org/espiritualidad/meditacion/meditacion-domingo-pascua-2019/