Tras la belleza. Arquitectura dominica contemporánea
El arquitecto, profesor y editor Antonio Ruiz Barbarín presentó cuatro arquitectos destacados, que en el siglo XX han contribuido significativamente a la arquitectura religiosa trabajando en diálogo con la Orden Dominicana para la construcción de iglesias y conventos: Le Corbusier, Louis Kahn, Miguel Fisac y el dominico Francisco Coello de Portugal. En cada uno de ellos fue exponiendo el sentido profundo de su proyecto arquitectónico y el proceso como se desarrolló. Entre los distintos elementos que destacó de esos ejemplos luminosos de arquitectura religiosa cabe destacar la concepción del templo o convento que va “de dentro a fuera”, desde los valores y contenidos que se busca reflejar hacia las formas estéticas en que se vuelcan; el primado del misterio sobre el espectáculo; la sobriedad y austeridad de formas; la relevancia de la luz y el espacio; el imprescindible diálogo con quienes encargan las obras desde la confianza, la mutua comprensión, el diálogo permanente y la libertad del artista. El arte está relacionado con la contemplación y la oración, con la necesaria paz del corazón y el deseo de belleza. El templo y el convento actuales subrayan estas búsquedas como un proceso comunitario que nos une y enriquece. Es irrenunciable para el arquitecto de obra religiosa tanto la búsqueda de la belleza como el ofrecer el contenido del mensaje de fe y esperanza que la Iglesia proclama. La Orden Dominica busca una predicación en nuestro tiempo actual y, por ello, la arquitectura que quiera ser auténtica desde ser hija de su tiempo y lograr formas estéticas propias de la sensibilidad cultural contemporánea. Es una consecuencia y exigencia de la predicación de la Familia Dominica como un servicio a la Iglesia en su permanente necesidad de renovación. Antonio Ruiz Barbarín ha llevado a cabo la obra de rehabilitación del espacio O_LUMEN transformando la antigua capilla es un lugar expositivo para el encuentro entre las artes contemporáneas y la espiritualidad cristiana. Fue la última actividad antes de la clausura de la exposición “La Zarza Ardiendo. Entre el asombro y la emoción (1955-1975)” y tuvo lugar el miércoles 5 de junio de 2019.