Un pie hacia delante, pero no es suficiente, hay que levantar el pie que quedó atrás y ponerlo delante. Para avanzar hay que moverse, dejar atrás. Decir adiós, es hacer posible un hola. Por otra parte, la permanencia no es tanto, quedarse quieto, inmóvil, es desear conocerla, saber lo que encierra, y acompañados de esa sabiduría avanzar, ir hacía delante.