Como en el número anterior, partimos de una realidad de la que somos testigos, presente en nuestro mundo, forma parte, por tanto, de nuestra vida y es la razón del hambre y la sed pues la insatisfacción, el dolor, la amargura, el vacío y el sufrimiento, dominan nuestra existencia. Hambre y sed de solidaridad, de armonía, de unidad, de convivencia, reconocimiento, colaboración.