Papas Dominicos: Benedicto XI
7 de Marzo
Biografía de fray Nicolás Boccasini (Benedicto XI) 1240-1304
Nicolás nace en la ciudad Treviso, del norte de Italia, cercana a Venecia, el año 1240. A los 15 años, en 1257, Nicolás toma el hábito dominicano en Treviso, pasando luego a Venecia, y en 1262 está en Milán. Después de seis años de estudios logra ya el título de "lector" o profesor y lo será durante 14 años, especialmente en Venecia. En 1276 está en Treviso y en 1282-1283 en Génova.
Cuando contaba 46 años de edad, el año 1286, fue elegido Prior provincial de Lombardía. Este cargo implicaba ser el responsable máximo de la Inquisición en el norte de Italia, donde no escaseaban los problemas. Así, desde el año 1279, la ciudad de Parma se había sublevado contra el rigor de algún inquisidor dominico, y los frailes habían debido abandonar la ciudad, problema que la diplomacia y dulzura del nuevo Prior provincial solucionará, entrando de nuevo con sus frailes en la ciudad el año 1287.
Por tanto, ya se demuestra que su carácter era profundamente dulce, bueno, pacífico y pacificador. Esto es algo que va a seguir marcando su vida.
El año 1289 cesa en su cargo como Prior provincial, conforme al Capítulo general de Tréveris, y se retira a Treviso, pero en el Capítulo provincial de Brescia, en 1293, es elegido de nuevo Prior provincial de Lombardía, hasta al año 1296, cuando es elegido Maestro de la Orden, en el Capítulo general celebrado el 12 de mayo de 1296 en Estrasburgo (MOPH, III, 277, nota 19). Ese mismo año está ya en Milán.
El Papa nombra a fray Nicolás Boccasini cardenal obispo, con el título de Santa Sabina, el 4 de diciembre del 1298. El Maestro estaba en el sur de Francia, concretamente ese día en Prulla y, sólo el 14 de enero se da por enterado de la comunicación oficial (BOP II, 55). En el mes de marzo de 1299 llega a Roma.
El cardenal Nicolás se encontraba en la Corte papal en Anagni, cuando el palacio papal fue asaltado por el enviado del rey de Francia, Guillermo de Nogaret y fue testigo del insulto, inusitado, de una bofetada al anciano Papa, de parte de Jácopo (Sciarra) Colonna. El Papa y sus acompañantes se comportaron con enorme dignidad y supieron incluso perdonar a sus agresores.
Fray Nicolás Boccasini, Papa Benedicto XI
A la muerte de Bonifacio VIII, el 11 de octubre de 1303, el cónclave para la elección de su sucesor, se reúne el 21 de octubre y, ya al día siguiente, fue elegido Papa, por unanimidad de los electores, fray Nicolás Boccasini, tomando el nombre de Benedicto XI.
Benedicto XI ha escrito como Papa una carta a la Orden dominicana: "In horto delicioso" del 10 marzo 1304, en la que anima a los frailes a una vida de observancia, a ejemplo de los primeros frailes, y en la que agradece a la Orden todo lo que él es, espiritual e intelectualmente (BOP II, 93).
Benedicto XI se presenta como un Papa sumamente conciliador. En las relaciones con la corte de Francia, el nuevo Papa actúa con suavidad y buscando la conciliación, restituyendo para ello los derechos económicos del reino, quitados por la bula "Clericis laicos" de Bonifacio VIII, y quita las censuras impuestas al rey, con lo que los ánimos de los franceses se serenaron y las arcas pontificias pudieron crecer de nuevo, a base de nuevos préstamos.
El Papa manda misioneros dominicos a Oriente y acepta la protección de Serbia, si bien no logra restaurar el imperio latino en Oriente y sigue siendo su preocupación importante el problema de la liberación de Tierra Santa.
Por mediación del Papa se obtiene la paz en Dinamarca y en Alemania, y hay un acuerdo entre Aragón y el Papa en torno a la pertenencia de Cerdeña, Córcega y Sicilia (1304), así como la pacificación entre Venecia y Padua. A nivel religioso es importante su bula "ínter cunctas sollicitudines", en la que no acepta que, el que haya sido perdonado en confesión por un religioso (dominicos y franciscanos), deba confesarse de nuevo al propio párroco; a la vez se les pide a los frailes que insistan en el precepto de la confesión anual (DS, 880). El Papa Benedicto XI aprobó en 1304 la fiesta de las Llagas o Estigmas de San Francisco.
Benedicto XI enferma gravemente el día 29 de junio 1304, fiesta de san Pedro y, después de 9 días de terribles sufrimientos, muere el 6 de julio. En esta circunstancia se habla de envenenamiento. Su pontificado ha durado solamente nueve meses. Muere a la edad de 64 años, una edad considerable en aquella época.
Fue sepultado en la iglesia de los dominicos de Perusa en un magnífico sepulcro, esculpido por Juan Pisano, descendiente de Nicolás dell'Arca o de Pisa, que esculpió el arca sepulcral de santo Domingo en el año 1267.
Su culto fue confirmado el 24 de abril de 1736 por el papa Clemente XII para la Orden y la diócesis de Treviso (BOP VII, 396). Su fiesta se celebra el 7 de julio.
Semblanza espiritual del Papa Benedicto XI
Fray Bernardo Guy, contemporáneo suyo, le describe así:
"Venerable y siempre digno de toda alabanza, padre y verdadero israelita, fray Nicolás de Treviso Lombardo, ejemplo de virtud, espejo de religión, santo en la devoción; ferviente en el celo; preclaro en ciencia; lleno de gracia ante Dios y los hombres; humilde, santo, benigno, sencillo, maduro".
Cuando fue nombrado cardenal, de nuevo se habla de su "notable piedad, de gran dulzura y humildad con las frailes; de gobierno eficaz y sincero; de carácter pacificador; de gran celo por la observancia regular; de gran eficacia en corregir y en administrar" (C. DouAis, Acta Capitulorum provincialium Ordinis Fratrum Predicatorum: 1239-1302, Tolosa 1894, 429).
Ciertamente que su labor como Prior provincial, Maestro de la Orden, cardenal y Papa ha destacado por su suavidad en el gobernar y por su sencillez, Parece que Dante lo ha denominado: "lebrel ("veltro'), salvador de Italia y de la Iglesia.
Por todo lo dicho, fray Nicolás Boccasini, papa Benedicto XI, ha gozado de justa fama de santidad y ha podido ser confirmado el año 1736 su culto como inmemorial.
Fuente: González Fuente, Antolín; "Los cuatro Papas dominicos", de la colección "Celebraciones vivas de los Santos y Santas Dominicos" editada por Ricardo Cuadrado Tapia,(ed.)