Seis días para vernos a los ojos de Dios
Ejercicios Espirituales InteriorizaciónEste libro propone un proceso para la reflexión serena y honda sobre uno mismo en forma de retiro para repensar el propio ser concediéndonos tiempo para ello.
Este libro propone un proceso para la reflexión serena y honda sobre uno mismo en forma de retiro para repensar el propio ser concediéndonos tiempo para ello.
2ª proposición | Tentativa de respuesta para proponer al Capítulo General de la Orden de Predicadores del canonista Fr. Germán Correa, fraile de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia
Como en el número anterior, partimos de una realidad de la que somos testigos, presente en nuestro mundo, forma parte, por tanto, de nuestra vida y es la razón del hambre y la sed pues la insatisfacción, el dolor, la amargura, el vacío y el sufrimiento, dominan nuestra existencia. Hambre y sed de solidaridad, de armonía, de unidad, de convivencia, reconocimiento, colaboración.
La parábola de las diez vírgenes sólo aparece en el Evangelio según san Mateo. Jesús la narró a sus discípulos en el Monte de los Olivos, dos días antes de la fiesta de la Pascua judía, en la que Él dio la vida por nuestra salvación (cf. Mt 26,2).
Para trabajar por la paz debemos empezar por nosotros. Leyendo a Etty Hillesum hemos encontrado aportaciones que nos pueden ayudar en el momento actual ante una sociedad tan fragmentada.
1ª proposición | Tentativa de respuesta para proponer al Capítulo General de la Orden de Predicadores del canonista Fr. Germán Correa, fraile de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia
En este nuevo año que hemos comenzado el título de cada uno de los número de la revista comenzará así: “Hambre y sed de …” Tenemos hambre y sed de aplacar las necesidades que se hacen más patentes y urgentes por su ausencia. Terminamos y comenzamos un año con la ausencia de PAZ, esta ausencia nos hace conscientes de su necesidad. Hambre y sed, necesidad, urgencia, no estamos para destruirnos… ¿Es que la paz hoy no tiene lugar en el que vivir?
Los salmos y los cánticos que oramos en la Liturgia de las Horas –y en otras celebraciones litúrgicas– forman parte de la esencia de la Iglesia. Porque los cristianos formamos una comunidad orante que camina hacia la salvación. Cuando recitamos o cantamos estas oraciones, nos sumamos a millones de creyentes que unen su corazón y su alma en este mundo, y también nos unimos a los santos y los ángeles que habitan en el Cielo. Y al orarlas con toda nuestra persona, experimentamos –de algún modo– el Reino de Dios.
Este libro trata de ayudarnos a encontrar el sentido profundo de los salmos y los cánticos, con el fin de que nuestra oración se eleve hacia Dios, que habita en lo Alto, en la corte celestial, y también en lo más hondo de nuestra persona, porque somos su templo, la casa que Él habita.